En invierno, nuestra boca está especialmente expuesta a las bajas temperaturas. El frío afecta a los dientes sobre todo si el esmalte presenta síntomas de desgaste. Cuando eso ocurre, la dentina está más expuesta y la sensación de frío llega al nervio a través de las pequeñas aberturas que tiene.
Lo habitual es asociar esa hipersensibilidad a la ingesta de ciertas comidas o alimentos. Sin embargo, lo cierto es que la temperatura ambiental también puede provocar ese molesto dolor en la boca.
Es posible evitar esas molestias o, al menos, reducir las posibilidades de que aparezcan. Y siempre, si se prolongan durante varios días, el consejo es acudir al dentista porque pueden estar encubriendo algún problema más serio que la sensibilidad dental.
Cómo actuar cuando el frío afecta a los dientes
El consejo básico, el más importante, es la prevención. Una buena higiene oral y revisiones periódicas de tu dentista evitarán o frenarán ese desgaste del esmalte dental y, con ello, la hipersensibilidad. Pero si a pesar de todo aparece con la llegada de los meses más fríos, conviene tomar algunas sencillas precauciones:
- Respirar por la nariz: es el consejo más simple. Al respirar por la boca, salvo que se lleve alguna protección como bufandas o mascarilla, el aire frío penetra directamente en la boca e impacta con los dientes, elevando la posibilidad de que aparezcan molestias. Respirar por la nariz, en todos los sentidos, es mucho más adecuado.
- No apretar la mandíbula: es un gesto espontáneo y a veces inevitable cuando sentimos un frío intenso, pero puede erosionar severamente el esmalte dental. La recomendación para evitarlo es tan sencilla como abrigarse muy bien. No solo los dientes, la salud en general lo agradecerá.
- Evitar congestiones: los cambios repentinos de temperatura (pasar de espacios con calefacción al exterior o viceversa) o no protegerse frente al frío provocan inevitablemente catarros y problemas respiratorios. Y los síntomas de estos, en ocasiones, se confunden con dolores dentales.
- Utilizar una pasta específica para hipersensibilidad dental: puede ayudar a evitar que las bajas temperaturas afecten a los dientes, pero el consejo es consultar antes con tu dentista.
- Vigilar la alimentación: cuando los dientes están más sensibles es imprescindible cuidar la dieta, evitando alimentos ácidos que atacan el esmalte y aumentando la ingesta de aquellos otros ricos en vitamina C, que ayuda a fortalecer nuestros dientes.
La visita a tu dentista, imprescindible
Como se indicaba al principio, cuando el frío afecta a los dientes y ese dolor se prolonga más allá de unos días, puede estar enmascarando otro tipo de problemas dentales. Puede tratarse de una caries, una fisura dental, una infección oral o una retracción de encías.
Por ello, es importante no dejarlo pasar y acudir de inmediato a la consulta odontológica. Algunos de esos problemas, con el tiempo derivan en otros muy serios, como la movilidad dental o incluso la pérdida de piezas.
Solo un especialista puede determinar el origen de esa sensibilidad al frío y recomendar el tratamiento más adecuado en cada caso en particular. En ocasiones bastará con el uso de una pasta adecuada y una buena higiene dental. Sin embargo, en otras podría ser necesario realizar obturaciones, endodoncias o incluso colocar coronas.
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