Los trastornos del sueño y el cáncer son dos de los grandes males de los tiempos modernos. Las cifras no dejan lugar a dudas. Solo el pasado año, en España se diagnosticaron más de 280.000 nuevos casos de cáncer, mientras que entre un 20% y un 48% de la población adulta española sufre problemas relacionados con el sueño, muchos de ellos sin diagnosticar, según datos de la Sociedad Española de Neurología.
Diferentes estudios científicos realizados en los últimos años se han centrado en esclarecer la relación entre los trastornos del sueño y el cáncer en varias vertientes. Por un lado, en identificar qué trastornos concretos relacionados con el descanso afectan a aquellos que sufren la enfermedad y cómo pueden afectar a su evolución. Por otro, en descubrir hasta qué punto una mala higiene del sueño puede significar un factor de riesgo a la hora de desarrollar un cáncer.
Los trastornos del sueño y el cáncer ya diagnosticado
Las alteraciones en el descanso son habituales en pacientes oncológicos. Las más comunes son pesadillas, hipersomnia, ciclos anormales de sueño-vigilia y, sobre todo, insomnio. Cuando aparecen, se inicia un círculo vicioso que puede deteriorar severamente la calidad de vida del paciente o interferir tanto en el desarrollo del cáncer como en el éxito de los tratamientos.
Por tanto, es fundamental la importancia de un diagnóstico y tratamiento precoces. Pero hay que tener en cuenta que los motivos que desencadenen esos trastornos del sueño en pacientes de cáncer pueden ser muy diferentes:
- Estrés y efectos emocionales negativos tras el diagnóstico o durante periodos de hospitalización.
- Efectos secundarios de medicamentos y tratamientos agresivos.
- Cambios físicos provocados por cirugías.
- Problemas derivados de la propia enfermedad: dolor, fiebre, cansancio, malestar gastrointestinal, etc.
- Problemas de salud que no están directamente relacionados con el cáncer: apnea obstructiva del sueño, ronquidos, cefaleas, etc.
Realizar una evaluación profunda para atacar el origen de los trastornos del sueño en pacientes con cáncer es esencial. El diagnóstico es la clave para iniciar un tratamiento adecuado. Este puede ser de diferente índole, desde medicación a terapia psicológica, cuidados de apoyo o control de los síntomas de apnea.
El sueño y la prevención del cáncer
Que una mala calidad del descanso repercute en el organismo no admite discusión. Hasta qué punto es un factor de riesgo para desarrollar determinados tipos de cáncer es todavía objeto de estudio. Sin embargo, sí habría evidencias en ese sentido:
- Duración del sueño: algunas investigaciones han apuntado a que la falta de descanso podría relacionarse con un mayor riesgo de aparición de pólipos de colon o cánceres de estómago, tiroides cabeza y cuello, entre otros. En cualquier caso, las conclusiones no serían definitivas.
- Calidad del sueño: hay estudios que relacionan este aspecto con mayor riesgo de cáncer de mama y de próstata, aunque los resultados aún no son determinantes.
- Ritmo circadiano: es nuestro reloj interno. Una alteración prolongada podría afectar a la función inmunológica, que elevaría la susceptibilidad frente a otros factores de riesgo de cáncer.
- Apnea obstructiva del sueño (AOS): es una patología que en España podría afectar a casi un 8% de la población adulta que, en la gran mayoría de los casos está sin diagnosticar, de ahí el riesgo añadido que entraña. La apnea altera el sistema inmunológico y acelera el estrés oxidativo, aspectos que, según algunos estudios, podrían generan un entorno propicio para la proliferación de células cancerosas.
Evita la apnea del sueño y los ronquidos
La prevención de patologías como la apnea obstructiva del sueño repercute en el bienestar general y el desarrollo de otras enfermedades. Su tratamiento, por otra parte, puede ayudar a mejorar la calidad de vida y los patrones de descanso de pacientes oncológicos. En este último aspecto, un buen descanso puede ser factor fundamental para mejorar la respuesta a los tratamientos y reducir el riesgo de complicaciones.
El primer paso fundamental es el diagnóstico. Ante cualquier síntoma de apnea, lo recomendable es acudir al especialista. En lo que respecta al tratamiento, en casos leves y moderados de AOS puede ser tan sencillo como un dispositivo mandibular Orthoapnea o Narval CC.
Estos aparatos se hacen a medida del paciente, no molestan, son discretos y permiten hablar y beber, ya que se trata de dos férulas unidas entre sí por un pequeño tornillo. Su funcionamiento es sencillo: fuerzan el avance mandibular para mantener la vía aérea abierta, mejorando de esta forma los episodios de apnea.
Dormir bien es salud, es calidad de vida y es prevención de enfermedades, mucho más cuando los estudios apuntan a un vínculo entre trastornos del sueño y el cáncer. Con nuestro ebook gratuito sobre ronquido y apnea del sueño puedes saber más sobre cómo afectan al organismo y cómo funciona el dispositivo de avance mandibular.
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