La técnica mewing se ha convertido en una especie de panacea para definir los músculos del rostro y reducir la papada. Se basa en ejercicios sencillos que se realizan con la lengua, sin necesidad de aparatos. En muy poco tiempo esta técnica se ha viralizado en Internet. Mucho se habla de sus virtudes, pero no tanto de sus riesgos, que los tiene, y que además pueden poner en riesgo la salud bucodental.
¿Qué es la técnica mewing?
Esta técnica lleva el apellido de su creador, un ortodoncista británico que ya en los 70 empezó a trabajar con ella. Pero han sido las redes sociales, y de manera especial TiK Tok, las que le han dado un respaldo que no ha obtenido de la comunidad científica, que no ha encontrado evidencias empíricas que respalden sus supuestos beneficios.
¿En qué consiste? Explicado de una manera muy esquemática, en colocar la lengua en la parte anterior y superior del paladar y mantenerla en esa posición ejerciendo una pequeña presión. Pero no se trata de un simple gesto, sino de adquirir un nuevo hábito postural.
Según su creador y quienes promueven esta técnica, es la persistencia la que permitirá obtener resultados sin necesidad ni de cirugías ni de ortodoncia. Basta una pequeña investigación en la Red para encontrar infinidad de supuestos beneficios de la técnica mewing:
- Un rostro más equilibrado con una mandíbula más marcada y sin papada.
- Apertura de las vías aéreas que facilita la respiración y combate la apnea del sueño y el ronquido.
- Postura más adecuada del tercio superior para prevenir dolores mandibulares.
Efectos adversos de la técnica mewing
Lejos de mejorar la estética facial y la salud, la práctica de esta técnica puede tener resultados muy adversos. De hecho, la comunidad científica y médica advierten de riesgos y de efectos secundarios severos:
- La presión constante de la lengua en el paladar puede hacer que los maxilares se cierren, provocando a su vez maloclusiones y apiñamiento dental y, de manera indirecta, dificultades para masticar y deglutir.
- La posición anómala de la lengua obliga a que los dientes se toquen con más frecuencia de la que sería normal, incrementando el riesgo de desgaste en el esmalte o grietas.
- Esa postura antinatural también puede provocar dolores de boca, mandíbula y cuello, así como problemas en la articulación temporomandibular.
¿Es todo negativo? Si se trata solo de una foto o un momento de exposición puntual, la técnica mewing sí proporciona al rostro un aspecto más agradable. Pero conviene recordarlo: solo para lucir sonrisa en la alfombra roja.
Alternativas seguras a la técnica mewing
Frente a esa técnica sin aval científico, hay otras que sí están ampliamente respaldadas y que han mostrado beneficios reales en el tratamiento de ciertos hábitos y patologías. Técnicas, además, que siempre realizan profesionales cualificados.
Una de ellas es la terapia miofuncional. Trabaja también con ejercicios, pero no solo linguales, también mandibulares, labiales y respiratorios. Además, cada rutina se diseña específicamente para abordar una disfunción orofacial, una patología, un hábito o una circunstancia concretos.
La terapia miofuncional se aplica, de hecho, en casos muy diversos, desde dificultades a la hora de deglutir a alteraciones en el habla, apnea y ronquido, malformaciones faciales, disfunciones de la articulación temporomandibular o tratamientos postquirúrgicos, entre otros.
Y para tratar otras alteraciones o mejorar la apariencia del rostro, la odontología incluye otros tratamientos seguros y efectivos, como son la ortodoncia, el rejuvenecimiento de la sonrisa, el diseño digital de sonrisas y, en determinados casos, la cirugía maxilofacial.
Pero para cualquiera de estos tratamientos es necesaria una evaluación previa y muy rigurosa del paciente. Por ello, el mejor consejo es ponerse en manos de especialistas y no confiar en esas fórmulas casi milagrosas que pueden entrañar riesgos muy serios para la salud.
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