La extracción dental es un procedimiento normalmente sencillo, exento de complicaciones. Sin embargo, en algunas ocasiones puede aparecer una complicación que no reviste gravedad, pero que sí provoca un dolor intenso, es la alveolitis seca.
¿Qué es la alveolitis seca?
Cuando se extrae una pieza dental, se forma un coágulo de sangre en el alveolo, el hueco que deja el diente. Su función es muy importante: proteger el hueso y los nervios de posibles infecciones, así como facilitar el proceso de cicatrización y regeneración de los tejidos.
Sin embargo, puede ocurrir que ese coágulo no se llegue a formar, que se diluya antes de tiempo o que se desplace. El resultado es que el alveolo queda expuesto a la acción de las bacterias, puede llenarse de restos de comida y el riesgo de infección se incrementa. Aparece entonces un dolor intenso, síntoma de la alveolitis seca.
¿Qué provoca el dolor tras una extracción dental?
Es importante tener en cuenta que ese dolor tras la extracción dental no es inmediato. En el caso de la alveolitis seca suele aparecer entre dos y cuatro días después del procedimiento. ¿Cuáles son las causas? Es difícil determinarlas, aunque sí hay estudios que apuntan algunos factores de riesgo:
- Edad: personas mayores pueden tener mayor predisposición porque el ligamento periodontal posee menos irrigación.
- Sexo: las mujeres tienen mayor propensión a la alveolitis seca por cambios en los niveles de estrógenos y por la toma de anticonceptivos orales.
- Pieza extraída: el dolor por extracción dental es más común en piezas mandibulares porque en esa zona la irrigación es menor que en la zona maxilar.
- Tabaquismo: fumar retrasa los procesos de cicatrización e incrementa la temperatura dentro de la boca, además de que el gesto de aspirar puede provocar el desplazamiento del coágulo.
- Infecciones previas a la extracción, por ejemplo, periodontitis.
- Antecedentes previos de alveolitis seca.
- Traumatismos o daños quirúrgicos en procedimientos de extracción.
- Mala higiene dental.
Síntomas de la alveolitis seca
El síntoma más evidente es ese dolor intenso que se irradia por el lado de la cara en el que se ha realizado la extracción. Es decir, ese dolor no necesariamente es localizado, sino que se puede extender hasta alcanzar el oído, la sien o el cuello.
Hay otros síntomas que también alertan de alveolitis seca, entre ellos mal aliento, un sabor desagradable en la boca y que el hueso o el hueco dejado por la pieza extraída sean perfectamente visibles. En cualquiera de esos casos, es importante acudir de inmediato a la clínica dental.
Será el/la odontólogo/a quien prescriba el tratamiento más adecuado, normalmente analgésicos y antiinflamatorios para manejar el dolor. En ocasiones, pueden prescribir también algún antibiótico. Lo normal es que en unos días la alveolitis seca se haya resuelto sin mayores inconvenientes.
¿Se puede prevenir la alveolitis seca?
La mejor forma de prevenir el dolor tras una extracción es seguir de manera estricta todas las recomendaciones que haga el/la especialista. Dieta blanda, evitar esfuerzos, poner hielo en la zona para evitar la inflamación, evitar escupir la sangre o la saliva y no fumar son algunos de los consejos básicos.
Respecto a la higiene oral, es también importante, sin embargo durante los días inmediatamente posteriores se modifica ligeramente. Hay que esperar 24 horas antes de cepillar la zona, usar un cepillo quirúrgico y evitar la encía afectada. En cualquier caso, tu dentista siempre te explicará en detalle las pautas adecuadas, así como si es aconsejable realizar algún enjuague y cómo hacerlo.
Por otra parte, no hay que olvidar que una extracción dental es un procedimiento quirúrgico, de modo que es imprescindible ponerse en manos solo de cirujanos especializados. Y recuerda que, en muchos casos, está en tu mano no tener que llegar a ese procedimiento, evitar la pérdida de piezas dentales. Una buena higiene y revisiones periódicas son la clave.
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