Las bolsas periodontales son uno de los síntomas más avanzados de la enfermedad periodontal. Afectan a la encía y no se aprecian a simple vista, pero pueden tener consecuencias nefastas para la boca si no se previenen y se tratan cuando ya han aparecido.
Bolsas periodontales, gingivitis y enfermedad periodontal
Las bolsas periodontales están estrechamente relacionadas a una patología oral muy concreta: la enfermedad periodontal. Esta es consecuencia de la acción nociva de las bacterias presentes en la boca, que atacan y deterioran los tejidos que conforman la encía.
En sus estadios iniciales se manifiesta como sangrado e inflamación de encías. Son los primeros síntomas de la gingivitis, que es reversible, pero que si no se trata puede derivar en periodontitis. Es en esa fase de la patología en la que pueden aparecer las bolsas periodontales.
¿Qué son las bolsas periodontales?
Las bolsas periodontales son unos huecos que se forman entre la encía y el diente a causa de la placa bacteriana. La inflamación que provoca esta hace que la encía se separe ligeramente del diente y que ese espacio se convierta en un repositorio de bacterias.
Se inicia así un círculo vicioso, un proceso degenerativo que se retroalimenta, puesto que la acumulación de esos microorganismos provoca que las bolsas aumenten de tamaño y que cada vez se acumulen en ellas más bacterias. Las consecuencias son infecciones y pérdida del soporte de la pieza, que puede llegar a caerse.
A ello hay que sumar que la acumulación bacteriana en la boca es uno de los factores que provocan halitosis. Además, esas bacterias pueden alcanzar el torrente sanguíneo, convirtiéndose en factor de riesgo de numerosas patologías.
Tipos de bolsas periodontales
No todas las bolsas periodontales son iguales ni entrañan el mismo riesgo. Es posible distinguir varias clases:
- Bolsas gingivales: tienen poca profundidad, entre 1 y 3 mm y son reversibles con un tratamiento adecuado.
- Bolsas periodontales moderadas: tienen una profundidad de entre 4 y 7 mm.
- Bolsas periodontales profundas: tienen más de 7 mm de profundidad, lo que indica un estadio de la enfermedad periodontal avanzado. El tratamiento es más complejo, pero imprescindible para evitar la pérdida de la pieza.
Las bolsas periodontales también se pueden diferenciar por otras características:
- Simples: afectan a una cara del diente.
- Compuestas: aparecen en las dos caras del diente.
- Supraóseas: no alcanzan al hueso.
- Ultraóseas: son muy profundas, llegan al hueso, por lo que son las más difíciles de tratar.
Factores de riesgo de las bolsas periodontales
Una mala higiene dental es la principal causa de la aparición de la gingivitis, la periodontitis y las bolsas periodontales. Pero hay otros factores que también se deben tener en cuenta:
- Antecedentes familiares: hay personas con mayor predisposición genética a padecer patologías de las encías.
- Hábitos nocivos: tabaco y alcohol son dos grandes enemigos de las encías, facilitan y alimentan la acción nociva de las bacterias.
- Otras patologías: enfermedades del sistema inmunitario o diabetes pueden debilitar las encías.
Diagnóstico y tratamiento de las bolsas periodontales
El diagnóstico temprano es fundamental para evitar las consecuencias que para la salud oral pueden llegar a tener las bolsas periodontales. Lo ideal es visitar con regularidad al dentista que, ante cualquier síntoma recomendará un tratamiento periodontal adecuado. Este puede variar según el tipo de bolsas.
- Si existe infección, se puede realizar un análisis microbiológico que permita identificar el tipo de bacteria que la ha causado para prescribir un antibiótico adecuado.
- En una fase temprana, cuando las bolsas son poco profundas, se realiza un raspado y alisado radicular, un curetaje. Es una limpieza dental profunda, por debajo de la línea de la encía.
- Si las bolsas tienen ya una cierta profundidad, el tratamiento pasa por una cirugía periodontal que permita reducir las bolsas y evite que su tamaño crezca.
A estos tratamientos se pueden añadir otros, como la reconstrucción de las encías dañadas, injertos gingivales o alargamientos coronarios para tratar de que la encía se recupere, al menos en parte.
Cómo prevenir la aparición de bolsas periodontales
La prevención pasa, fundamentalmente, por seguir una estricta higiene dental, por realizarse una revisión dental al menos una vez al año y por evitar todos esos malos hábitos que afectan a la salud oral. También es importante cuidar la alimentación y no pasar por alto ningún síntoma que pueda alertar de una alteración en las encías.
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